Se trata del pueblo de Kolmanskop, en Namibia, una colonia alemana. (Foto: Wikimedia)

El pueblo turístico que está sepultado por la arena del desierto

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Si algo fue determinante en nuestra historia es el colonialismo. Este hecho tiene su máximo exponente en el reparto indiscriminado de África por parte de las potencias europeas del momento. 

La búsqueda y explotación de este mineral precioso fue uno de los principales motores y ambiciones de los países europeos, los cuales crearon asentamientos e incluso pueblos totalmente occidentalizados. 

Así, nació el pueblo de Kolmanskop, en Namibia, una colonia alemana sede de la Consolidated Diamond Mines, compañía destinada a la explotación de diamantes. Este mineral es un recurso limitado por lo que cuando se acabó, la localidad se sumió en un abandono inaudito. 

La ciudad se encuentra en la costa sur de Namibia, en el interior de la infame Sperrgebiet (zona prohibida) y se levantó en 1908. Fue el hogar de numerosos buscadores de diamantes que llegaron a estas tierras en busca de fortuna y poder. 

Esto dio sus frutos hasta la primera Guerra Mundial, pues inmediatamente después la producción descendió notablemente. Por ello, y tal y como señala la editora de viajes Lonely Planet, la consecuencia fue su paulatino abandono tras la II Guerra Mundial, terminando en 1956. 

A pesar de ello, durante los años que estuvo habitada la ciudad se convirtió en una verdadera ciudad alemana. Contaba con todo tipo de servicios: casino, escuela, hospital, salón de baile y verdaderas mansiones de estilo centroeuropeo. Además, se construyó hasta un ferrocarril que unía Kolmanskop con el puerto de Lüderitz. 

En la actualidad, el desierto se ha convertido en protagonista  y la arena ha inundado las casas de la zona. Aunque, lo más impactante son los juguetes que se pueden encontrar todavía entre la arena en algunos domicilios, muebles colocados, teatro....

Esta ciudad fantasma se ha convertido en una verdadera atracción turística, por lo que desde Lonley Planet explican como poder llegar hasta ella y disfrutar de este fenómeno único. 

Para llegar a Lüderitz (punto de partida para Kolmanskop), en la costa sur de Namibia, hay que volar a Windhoek, la capital del país (cada semana llegan algunos vuelos directos desde Europa, pero la mayoría lo hace desde Johannesburgo). Después se puede tomar un avión de Air Namibia hasta el aeropuerto de Lüderitz, a 8 kilómetros de la ciudad.

Kolmanskop está a 15 minutos en coche de Lüderitz, en un desvío de la carretera B4. Las agencias de viajes organizan excursiones, pero también se puede ir en coche de forma independiente: hay que solicitar un permiso con antelación.
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