Cuando una persona fallece en Svalbard, solo hay una opción. (Foto: Envato)

Los misterios helados de Svalbard, el peor lugar para morirse

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En este mundo, existen lugares muy curiosos y fantásticos que parecen sacados de una novela de fantasía. Sin embargo, muchas veces, la realidad supera a la ficción. Uno de estos ejemplos es Svalbard, un lugar de cuentos de hadas distópico en el que, por ejemplo, hay más osos polares que personas. 

Svalbard es un archipiélago situado en el océano Glaciar Ártico y está formado por un grupo de islas que pertenecen a Noruega. También es el lugar habitado que se encuentra más cerca del Polo Norte. La zona se encuentra bajo soberanía noruega desde los años 20 del pasado siglo.

Svalbard significa costa fría y, literalmente, lo es. No hay carreteras que unen las colonias de la isla, por lo que solo se puede viajar en barco, avión, helicóptero o nieve. Pero sin duda, lo más llamativo de la zona es que está terminantemente prohibido enterrar a alguien en Svalbard. 

La realidad es que nadie puede enterrar a sus difuntos debido al 'permafrost' (la capa de suelo permanentemente congelada de las regiones frías o periglaciares), pues esta provoca que se preserven los virus. Cuando alguien fallece allí, la única opción es cremarlo y guardarlo en una zona del cementerio. 

Todo esto no es algo nuevo. Los cuerpos en el pasado se enterraban no llegaban a descomponerse debido a las condiciones climáticas. Hace algunos años desenterraron el cuerpo de alguien que había fallecido en 1917 y los virus que atacaron a la persona en vida seguían intactos.

De hecho, para poder mantener el control sobre la zona, el gobernador puede llegar a expulsar a cualquier persona en cualquier momento. Asimismo, también hay un estricto control sobre los nacimientos. No hay una legislación como tal, pero el centro de salud de la capital no está preparado para asistir partos, por lo que la gente simplemente opta por no dar a luz en un lugar como Svalbard.

Además de miles de osos polares, en la isla también hay casi 3.000 personas, de las cuales prácticamente todas viven en Longyearbyen. Aunque nació como un pueblo atípico, pasó pronto a un lugar moderno con negocios e industrias, además de actividades de todo tipo como espectáculos, festivales, bares variopintos...



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