China inaugura el hotel más alto del mundo. (Foto: J Hotel)

Dormir entre nubes, la nueva aventura kilométrica de China

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La Torre de Shanghái es, con sus 632 metros, el edificio más alto de China. Se inauguró en febrero de 2015, y desde entonces ha atraído a miles de curiosos gracias a sus 128 pisos de altura. Ahora, ese impresionante rascacielos tiene otro motivo para ser conocido dentro y fuera de sus fronteras, ya que acoge el hotel más alto del mundo. 

Se trata del J Hotel, que fue inaugurado el pasado 19 de junio y que ocupa las últimas plantas del rascacielos. Se trata de un hotel de lujo al que no le falta de nada en sus 165 habitaciones, 34 de las cuales son suites. Además, cuenta con iscina cubierta, spa especializado en tratamientos de Reiki, juegos de té chino en cada habitación e, incluso, servicio de mayordomo las 24 horas. 

Como es de esperar, alojarse aquí no es especialmente barato. Los precios oscilan entre los 3.600 yuanes de la habitación más barata (unos 470 euros al cambio), hasta los más de 70.000 yuanes de la Suite Shanghái (más de 9.000 euros por noche). Eso sí, esa suite de 380 metros cuadrados incluye, además del dormitorio, salón, estudio, cocina, vestidor y zona de fisioterapia. 

Además de dormir en las alturas, los clientes del J Hotel podrán elegir entre siete restaurantes diferentes para elegir el tipo de comida que deseen. Se pueden encontrar opciones japonesas, italianas, chinas... 

El J Hotel es propiedad de Jin Jiang International. Se trata de uno de los grupos empresariales más importantes del turismo chino y que es propiedad del estado. Una infraestructura faraónica en el mismo estilo que el megaaeropuerto que esta misma semana se inauguraba en la ciudad de Chengdu y que tendrá capacidad para hasta 120 millones de pasajeros anuales. 

El Libro Guinness de los Récords concede el título del hotel más alto del mundo al Hotel Gevora de Dubái. Cuenta con la friolera de 356 metros, aunque el organismo encargado de los récords concede este título honorífico a los rascacielos que son utilizados exclusivamente como hoteles, al contrario de lo que sucede con el J Hotel que solo ocupa los últimos pisos de la Torre Shanghái. 

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